Tras intensas negociaciones, la Unión Europea (UE) alcanzó un acuerdo preliminar para el presupuesto de 2025, fijado en 192.700 millones de euros.
Sin embargo, los Países Bajos, junto a Suecia, Austria, Dinamarca y Finlandia, se oponen firmemente./ Cuestionando la sostenibilidad fiscal y los elevados costes asociados al plan.
Los puntos de discordia:
Holanda, encabezada por el ministro de Finanzas, Eelco Heinen, ha criticado el presupuesto por varias razones:
- Falta de reservas para emergencias: Heinen insistió en la necesidad de mantener fondos para enfrentar imprevistos.
- Altos costes de intereses: Los costos del fondo de recuperación de COVID-19 superaron los pronósticos en 2.300 millones de euros, con más sobrecostos previstos para 2026 y 2027.
- Reasignación de fondos: Países Bajos cuestiona el uso de recursos destinados a emergencias para financiar otras políticas sin abordar las deudas a largo plazo.
“Este tipo de gestión presupuestaria no es sostenible”, afirmó un funcionario holandés.
El acuerdo y las críticas:
El acuerdo final propone 192.700 millones de euros en compromisos y 149.600 millones de euros en pagos.
Aunque no alcanza los 194.000 millones solicitados por el Parlamento Europeo, supera el límite de 191.000 millones defendido por los países fiscalmente conservadores.
El Comisario de Presupuesto 2025 de la UE, Johannes Hahn, defendió el plan argumentando que proporciona los recursos necesarios para afrontar crisis y avanzar en prioridades clave.
Como la gestión de fronteras y la ayuda humanitaria.
«Este acuerdo garantiza los medios financieros para abordar los desafíos internos y externos de manera efectiva», afirmó Hahn.
Presiones financieras adicionales:
La UE ya ha enfrentado costos imprevistos, como los 3.000 millones de euros asignados para la recuperación tras inundaciones en Europa Central.
Además de potenciales gastos por los desastres en España.
Para los Países Bajos, este contexto refuerza la necesidad de un enfoque fiscal más cauteloso para futuros desafíos.