La policía ha identificado a 31 niñas víctimas de abuso sexual por parte de un hombre de 45 años en Barendrecht.
Según las investigaciones, los delitos ocurrieron durante años, principalmente cuando los hijos del hombre llevaban amigos a pasar la noche a su casa o a su caravana en un camping de Noord-Brabant.
El caso ha generado gran conmoción, especialmente porque varias víctimas pertenecen a las mismas familias, y la hija del sospechoso estaría entre ellas.
Cómo salió a la luz el caso:
El escándalo comenzó en septiembre, cuando dos niñas que se encontraban en la casa del sospechoso despertaron inesperadamente mientras él abusaba de ellas.
Las niñas informaron a sus padres, quienes acudieron a la policía.
Poco después, el hombre se entregó voluntariamente y confesó múltiples delitos. Inicialmente, se identificaron 19 víctimas, pero el número aumentó rápidamente hasta llegar a 31, según la Fiscalía (OM).
De estas, 22 son niñas menores de edad, mientras que el resto fueron fotografiadas en secreto por el sospechoso.
Un patrón de abuso sistemático:
El hombre, un padre divorciado con dos hijos, conocía a sus víctimas a través de familiares, conocidos y asociaciones locales.
Las agresiones ocurrían cuando los niños visitaban su casa o caravana para pasar la noche.
Según fuentes, es posible que el sospechoso utilizara sustancias para drogar a las víctimas antes de abusar de ellas.
Impacto en las familias y la comunidad:
La defensora de las víctimas, Angélica Hamers, quien representa a 24 familias, describió el estado de devastación entre los padres afectados:
«Muchos se preguntan: ¿en qué nos hemos metido? Sus vidas han cambiado por completo. Algunos niños reciben ayuda, otros aún no».
Los padres también temen por el impacto futuro en sus hijos, especialmente con la cobertura mediática del caso y el posible riesgo de que sus nombres sean divulgados.
En el vecindario, el ambiente está cargado de indignación y horror.
La casa del sospechoso, ubicada cerca de un parque infantil y frente a dos escuelas primarias, ha sido vandalizada repetidamente.
El municipio instaló cámaras de vigilancia para evitar más incidentes. Un vecino expresó la incredulidad general:
«Era un bicho raro, pero aun así… No te esperas esto».
Otro residente señaló:
«No debería volver aquí. No creo que sea prudente. Este es un barrio con muchas familias y niños pequeños».
Una tragedia que deja cicatrices profundas:
El caso ha sacudido a Barendrecht, destacando no solo la magnitud del abuso a las niñas, sino también la necesidad de apoyo psicológico a largo plazo para las víctimas y sus familias.