La reducción de la franquicia sanitaria, una de las principales promesas de campaña del PVV, podría verse afectada si la coalición de gobierno prioriza la restauración del presupuesto para la educación superior.
Así lo expresó la ministra de Sanidad y viceministra del PVV, Fleur Agema, tras la reunión del Consejo de Ministros del viernes. Donde señaló su decepción ante la falta de recursos para cumplir plenamente con la propuesta.
Promesa en peligro:
Durante las elecciones, el PVV prometió abolir la franquicia sanitaria, que actualmente es de 385 euros anuales.
Sin embargo, tras las negociaciones de la coalición, se acordó reducirla a 165 euros en los próximos años.
Bajo presión de los partidos de oposición, como CDA, D66, ChristenUnie, SGP y JA21, ahora se está considerando una reducción más moderada, posiblemente a 185 euros.
Lo que permitiría liberar 500 millones de euros para reducir los recortes en educación.
Agema calificó esta posibilidad como una «gran vergüenza» y reiteró la importancia de cumplir con la promesa de la coalición:
«Es muy importante que la gente pueda acceder a los hospitales cuando tenga problemas».
Tensiones en las negociaciones:
Los recortes en educación, que suman 2.000 millones de euros, han sido objeto de intensas negociaciones entre la coalición y cinco partidos de oposición.
La oposición busca reducir estos recortes en 1.300 millones de euros, lo que incluye eliminar la multa a los estudiantes que no se gradúen en el plazo recomendado.
Según Jan Paternotte, diputado del D66, aún no se ha llegado a un acuerdo concreto:
«Todavía queda mucho trabajo por hacer. Esto implica mucho dinero».
Por su parte, Claudia van Zanten, parlamentaria de BBB, señaló que «desviarse del acuerdo de coalición», como recortar menos la franquicia sanitaria, «aún no está en la agenda».
Un dilema de prioridades:
La falta de consenso refleja un problema estructural de financiación. Agema resumió la situación al afirmar: «El problema es que en todas partes falta dinero».
Mientras tanto, el líder del PVV, Geert Wilders, ha insistido en que la reducción de la franquicia sanitaria fue una condición clave para aceptar no ser primer ministro.
Aumentando la presión sobre la coalición para cumplir con la promesa.