El líder del PVV y del mayor partido de coalición en los Países Bajos, Geert Wilders, está en Israel y visitará un asentamiento ilegal en Cisjordania ocupada.
Así lo anunció en X, su cuenta oficial.
Durante su viaje, también se reunirá con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente Isaac Herzog.
El anuncio de esta visita ha generado tensiones dentro del gabinete holandés.
El Ministro de Asuntos Exteriores, Caspar Veldkamp, afirmó que el viaje de Wilders contradice la postura oficial del gobierno sobre una solución de dos estados para el conflicto entre Palestina e Israel.
Sin embargo, Veldkamp aclaró que los parlamentarios tienen libertad para decidir sus destinos durante visitas al extranjero.
Polémica sobre Netanyahu:
El contexto de esta visita se enmarca en acusaciones recientes contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. El mes pasado, la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya emitió órdenes de arresto contra Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Galant.
Se les acusa de crímenes como el uso del hambre como arma y actos de persecución.
A pesar de estas acusaciones, Wilders defendió a Netanyahu, llamándolo su «amigo» y calificando las órdenes de la CPI como una muestra de que «el mundo se ha vuelto loco».
Su postura ha avivado las críticas por parte de sectores que consideran que su respaldo legitima prácticas contrarias al derecho internacional.
Crisis humanitaria en Gaza y Cisjordania:
El viaje de Wilders también ocurre en medio de una grave crisis humanitaria en Palestina.
Según cifras del Ministerio de Salud palestino, Israel ha matado a más de 44,000 personas en Gaza, incluidos casi 17,500 niños.
Desde que comenzaron los bombardeos el 7 de octubre del año pasado.
En Cisjordania ocupada, las muertes superan las 800, incluyendo 169 menores.
Reacciones internas:
El viaje filtrado de Wilders a Israel fue revelado por NRC el mes pasado, lo que provocó que el líder del PVV presentara cargos.
Argumentando que esto ponía en riesgo su seguridad y la de su equipo.
La decisión de visitar un asentamiento ilegal añade más tensión a su figura política, ya criticada por sectores del gobierno y organizaciones internacionales.