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Fisioterapeutas piden tarifas mínimas para sobrevivirMasage - Foto de Conscious Design en Unsplash

La Real Sociedad Holandesa de Fisioterapeutas (KNGF) ha solicitado a la Autoridad Sanitaria Holandesa (NZa) que establezca unas tarifas mínima para los servicios de fisioterapia.

La petición surge en un contexto alarmante: un número creciente de fisioterapeutas abandona la profesión debido a los bajos ingresos y las precarias condiciones laborales.

Un Sector en Riesgo

Actualmente, los fisioterapeutas deben negociar sus tarifas directamente con las aseguradoras de salud, que buscan minimizar costos.

Esto ha llevado a tarifas promedio de solo 34,30 euros por sesión de 30 minutos, según datos de la NZa. Mientras que el costo real de los tratamientos ya superaba los 44 euros en 2020.

La KNGF advierte que esta situación hace insostenible la práctica para muchos profesionales. Solo en el último año, alrededor del 10% de los fisioterapeutas dejó la profesión, y un 70% está considerando hacerlo debido a los bajos ingresos, las malas condiciones laborales y la falta de perspectivas a largo plazo, según el sindicato FDV.

Comparativa con Hospitales

La KNGF propone que la tarifa mínima se base en lo que los hospitales cobran por los mismos servicios. Según la asociación, los fisioterapeutas en hospitales ganan hasta un 40% más que los que trabajan en consultas independientes.

Esta diferencia salarial está provocando una migración de profesionales hacia otros sectores o fuera de la fisioterapia.

Llamado a la Acción

Lodi Hennink, presidenta de la KNGF, enfatizó la urgencia de esta crisis:

“Ya no vivimos en una época en la que sobraban fisioterapeutas. Si no actuamos ahora, la fisioterapia podría volverse inaccesible para muchos pacientes.”

La KNGF insta a la NZa a actuar rápidamente para evitar un colapso del sector, que desempeña un papel crucial en la atención médica preventiva y de rehabilitación.

Perspectivas para el Futuro

El establecimiento de una tarifa mínima podría no solo estabilizar los ingresos de los fisioterapeutas, sino también garantizar la continuidad de los servicios para los pacientes.

Sin esta medida, el acceso a la fisioterapia corre el riesgo de convertirse en un lujo para quienes puedan permitírselo de forma privada.

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