La Real Marechaussee de los Países Bajos ha mostrado su creciente frustración con los nuevos controles fronterizos, calificándolos de ineficaces y costosos.
Durante la primera semana, los resultados fueron mínimos: apenas dos personas rechazadas en Overijssel y menos de diez en todo el país.
“Es una farsa”, comentó un agente. Señalando que las cifras contrastan con los resultados de operaciones móviles anteriores.
Recursos insuficientes y falta de preparación:
La Marechaussee cuenta con 50 agentes para cubrir 840 controles fronterizos con Alemania y Bélgica, además de rutas ferroviarias y vuelos de riesgo.
Esta falta de personal impide llevar a cabo controles efectivos.
Además, el cambio de operaciones desde fronteras exteriores, como Schiphol, a las fronteras internas de la Unión Europea ha generado problemas logísticos y falta de preparación.
Un portavoz admitió que rechazar a alguien en estas fronteras es complicado:
“Cuando se le controla, técnicamente ya está en los Países Bajos”. La complejidad del proceso y la falta de entrenamiento adecuado han convertido la operación en un desafío.
Impacto en otras tareas:
El personal de la Marechaussee denunció que los controles están restando recursos a operaciones más importantes y efectivas.
“Estamos desviando personal limitado a tareas sin impacto real”, afirmó un oficial.
Las detenciones y resultados exitosos (“vangsten”) han disminuido desde la implementación de los controles.
Críticas internas:
Correos internos revelaron un momento de “crisis” en la Marechaussee, donde altos funcionarios consideraron suspender los controles temporalmente debido a las dificultades operativas.
Finalmente, la decisión fue revertida, pero el descontento persiste.
“Estos controles son una medida puramente para exhibir”, concluyó un agente. “Nunca antes habíamos visto algo tan inútil”.