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Alarmante aumento de opioides ilegales en Países Bajos

Los médicos en Países Bajos están profundamente preocupados por el crecimiento del comercio ilegal de analgésicos potentes u opioides, especialmente oxicodona y fentanilo, según advierte la Nederlandse Vereniging voor Anesthesiologie (NVA).
A medida que los profesionales recetan menos opioides adictivos por precaución, el mercado negro no deja de crecer.
La NVA ha solicitado una investigación urgente para medir la magnitud del problema. El objetivo es comprender cuántas personas compran estos medicamentos de forma ilegal y cómo prevenir nuevas tragedias.
Primer fallecimiento confirmado por oxicodona falsa
“Cada vez vemos más que estos opioides ilegales están contaminados con sustancias extremadamente peligrosas”, explicó Frank Wille, anestesiólogo y portavoz de la NVA.
Wille hizo referencia al primer fallecimiento en el país causado por una pastilla de oxicodona falsa, que contenía nitazeno, un opioide sintético hasta 100 veces más potente que la morfina.
Otras dos personas sufrieron intoxicaciones graves por la misma causa. Esta amenaza quedó confirmada en marzo del año pasado, cuando la policía descubrió un gran lote de nitazeno en Países Bajos, el primero de este tipo en el país.
¿Quién compra estos medicamentos en el mercado negro?
El Instituto Trimbos, especializado en salud mental y adicciones, estima que al menos 90.000 personas han comprado analgésicos ilegalmente en algún momento. Según Wille, existen tres perfiles principales que recurren al mercado ilegal:
- Pacientes que comenzaron a tomar opioides tras una cirugía y desarrollaron dependencia.
- Personas con problemas de salud mental.
- Personas con dolor crónico, muchas de ellas mayores, que buscan aliviar el dolor por todos los medios.
Este último grupo es el más numeroso, con aproximadamente un millón de personas en los Países Bajos.
El Instituto Trimbos pide más investigación
Daan van der Grouwe, investigador de medicamentos en el Instituto Trimbos, también lanzó una señal de alarma. “Queremos saber quién compra qué, por qué y dónde”, señaló. Solo así, argumenta, se podrán diseñar políticas efectivas para evitar que las personas recurran al mercado negro.
Ambas organizaciones coinciden: sin datos sólidos sobre la magnitud y la dinámica del problema, es imposible responder con eficacia. La salud pública está en riesgo si no se actúa pronto.