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Funcionarios de Venlo reciben amenazas por la acogida de centro de asilo

Varios funcionarios municipales y concejales de Venlo han recibido amenazas tras anunciarse los planes de la ciudad para instalar un centro de recepción de solicitantes de asilo.
Como medida preventiva, algunos de ellos ahora cuentan con seguridad adicional en sus viviendas.
La información fue confirmada por un portavoz del alcalde Antoin Scholten, luego de una entrevista publicada en el periódico regional De Limburger. Sin embargo, el municipio no ha revelado detalles sobre el contenido exacto de las amenazas, ni cuántas personas han sido directamente afectadas. Tampoco se han divulgado datos específicos sobre las medidas de seguridad implementadas.
Según los funcionarios implicados, la magnitud de las amenazas y el despliegue de seguridad no tienen precedentes en la ciudad de Venlo.
Autoridades toman precauciones personales
En declaraciones al medio regional, el alcalde Scholten admitió haber recibido amenazas e insultos en múltiples ocasiones durante los últimos seis meses, algunos de los cuales ya han sido denunciados ante las autoridades.
Por su parte, el concejal Frans Schatorjé relató que ha recibido recomendaciones de seguridad, como no regresar solo a casa en bicicleta, especialmente después de sesiones del consejo relacionadas con el proyecto del centro de asilo. Estas recomendaciones, según el portavoz del alcalde, siguen vigentes actualmente.
El plan: 328 solicitantes de asilo en un antiguo monasterio
El plan del municipio prevé que, en los próximos cuatro años, Venlo acoja a 328 solicitantes de asilo en un edificio actualmente ocupado por trabajadores migrantes, ubicado en un antiguo monasterio.
Este proyecto ha generado resistencia por parte de parte de la población local. Una encuesta reciente muestra que muchos residentes se oponen a la instalación del centro de recepción en la ciudad.
Preocupaciones sobre calidad de vida y seguridad
Las principales objeciones expresadas por vecinos, críticos y algunos representantes políticos se centran en el posible impacto negativo en la calidad de vida, la seguridad del entorno y la aparición de molestias, especialmente en barrios que ya presentan una alta concentración de población vulnerable.
El debate en torno al centro ha derivado en una creciente polarización en la ciudad y en un entorno político tenso, donde los funcionarios locales enfrentan un clima de hostilidad sin precedentes.


