Los municipios de los Países Bajos creen que el número real de inmigrantes de la UE es el doble de lo que indican las estadísticas oficiales.
En Róterdam, las autoridades estiman que más de 80.000 personas de Europa central y oriental viven en la ciudad, mientras que las cifras oficiales solo reconocen 41.000.
En Eindhoven, las estimaciones sugieren que hay alrededor de 70.000 inmigrantes, cuando las cifras oficiales marcan 34.000.
Estas disparidades reflejan un problema más amplio en todo el país, con graves implicaciones para los derechos laborales y la explotación de los trabajadores migrantes.
Falta de registro y vulnerabilidad:
Uno de los principales problemas es que muchos trabajadores inmigrantes no están registrados en sus municipios.
Lo que los deja fuera de los servicios esenciales y aumenta su vulnerabilidad a la explotación.
La falta de registro significa que no pueden acceder a seguro médico, derechos laborales, protección de alquiler o educación.
Ewelina Michalak, funcionaria de Róterdam, explicó que muchos trabajadores inmigrantes son alojados en condiciones precarias y superpobladas.
Bajo la presión de empleadores que les aconsejan no registrarse, lo que les impide mejorar su situación por miedo a perder su empleo.
Este fenómeno no se limita a Róterdam.
A nivel nacional, se estima que entre 600.000 y 800.000 trabajadores inmigrantes están en Países Bajos, pero la cifra real podría ser mucho mayor.
Las estimaciones oficiales no incluyen a una gran parte de los inmigrantes no registrados, que a menudo trabajan en sectores como la construcción y la agricultura.
Necesidad de un plan a largo plazo:
Los líderes locales y provinciales urgen al gobierno a desarrollar un plan realista y concreto para gestionar este problema.
Más allá de las promesas políticas hechas durante las recientes elecciones.
Sin embargo, cualquier intento de regular la situación de los trabajadores inmigrantes de la UE se enfrenta a complicaciones legales debido a las leyes de libertad de movimiento dentro de la Unión Europea.
A pesar de los desafíos, la necesidad de mano de obra en Países Bajos es evidente.
Se requieren trabajadores para cumplir con objetivos cruciales, como la construcción de un millón de viviendas para 2030.
Sin embargo, esta dependencia laboral debe equilibrarse con un control sobre las condiciones de vida y la integración de los inmigrantes en las comunidades locales.
Consecuencias sociales y económicas:
El impacto de inmigrantes sin control adecuado se siente en los vecindarios, donde la llegada constante de nuevos residentes, muchos de ellos no registrados, dificulta la cohesión social.
El concejal de Róterdam, advirtió sobre el deterioro de los barrios debido al mal mantenimiento de los edificios y la falta de interacción entre los nuevos inmigrantes y los residentes locales.
Algunas ciudades, como Eindhoven, ya han comenzado a elaborar planes para abordar el problema.
Reconociendo el riesgo de explotación laboral y la necesidad de integrar mejor a estos trabajadores en la sociedad neerlandesa.
Sin embargo muchos coinciden en que se necesita una solución estructural para evitar que las condiciones de trabajo y vida de los inmigrantes sigan deteriorándose.